Rasgos del carácter argentino [1] (fragmento)
Los argentinos se miran a si mismos. Abundantes libros tienden a esclarecer el carácter de nuestro hombre medio. En los últimos treinta años esa propensión analítica adquirió mucho vigor y casi no hubo ensayista que no arriesgaba una tesis acerca del espíritu nacional. No se trata de un empeño fortuito o carente de significado. Antes bien, revela que el país busca su forma, su estilo, su fundamento vivo y operante. (…)
[Ciertos] ensayistas juzgan que nuestro hombre medio está signado por el fatalismo y la frustración. Martínez Estrada levanta una vasta estructura interpretativa para probar que el medio físico nos determinada: somos derivación y consecuencia pasiva de invencibles fuerzas telúricas. Nos hallamos frente ante un pesimismo trascendental de noble entonación poética. La naturaleza lo puede todo, en tanto que el proceso histórico es inoperante. El ombú maléfico y la pampa inhóspita se convierten en símbolos. La mitología cuenta aquí mucho más que la sociología. Oportuno es recordar, asimismo, la tesis de la Argentina invisible, que vendría a ser nuestra realidad más pura, si bien inmóvil como el río meditativo junto al cual se levanta Buenos Aires. Con lucidez y acierto, Sábato caracteriza nuestra tristeza, voceada por el Tango.
Algunos escritores, entre los que se destaca Ismael Viñas, estiman que estos problemas son inseparables del contexto social-económico. Consideran insensato hablar de “esencias” nacionales, ya que toda comunidad es mudadiza, inestable. Toman el partido de la historia y renuncian al principio de identidad. Admitimos que nuestros atributos son cambiantes, pero creemos que no se transfiguran de modo instantáneo. En un momento dado es posible practicar un corte analítico. El mismo Viñas ya no es el hombre que era algunos años, pero continúa siendo Viñas. Felizmente.
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